Si cambio mi manera de pensar, cambio mi manera de actuar.
Supongamos que vamos a comer a un restaurante, y pedimos nuestro plato preferido. Pasan los minutos, transcurre un tiempo prudencial y vemos que el camarero no se acerca a nuestra mesa. Nos enojamos y lo llamamos, pensando que nos ha olvidado, pero cuando él se acerca nos dice que hubo un comensal que se indispuso y tuvieron que llamar a una ambulancia por un aparente infarto. Inmediatamente, nuestro enojo desaparece.
¿Cómo es posible que desaparezca así de rápido? Los pensamientos nos generan emociones. Si cambiamos los pensamientos, podemos automáticamente cambiar nuestro mundo emocional.
La mayor parte de la infelicidad del ser humano es producto de las mentiras que se dice a sí mismo. Nuestros problemas nacen a partir de las mentiras que nos hemos creído. No son las circunstancias las que determinan nuestra calidad de vida, sino lo que elegimos creer sobre esas circunstancias.
Si deseamos cambios reales y positivos, no debemos intentar modificar las circunstancias, sino cambiar nuestro sistema de creencias, porque una creencia errónea solo nos hace sufrir.
Con frecuencia se cree que las emociones se van acumulando hasta que llega un momento en que explotan y se liberan. Sin embargo, esto no siempre es así. El mayor descubrimiento a nivel psicológico es que si cambiamos los pensamientos, podemos cambiar la manera de sentir, de ver y actuar.
Comments