Angela Huidobro
En tiempos de pandemia, comencé a sentir mucha ansiedad y a cuestionarme por diferentes temas que nunca antes había experimentado. Esta situación, en una primera instancia, me atemorizó, pero a su vez me permitió darme la oportunidad de conocer emociones que nunca antes había sentido. Para ser sincera, tenía mucho miedo de que todo lo que sentía me sobrepasara, es por eso que recurrí al apoyo profesional con Charo. El primer día de sesión, me generó una mezcla de emociones: por un lado, miedo por mostrar mi alma y esencia a otra persona y, por otro lado, mucha esperanza de que todo este proceso generaría un cambio radical en mi vida. Conforme se fueron desarrollando las sesiones, me ayudó a excavar desde lo más profundo de mi ser. Tanto así, que desde el día uno que inicié el trabajo de analizar mi niñez, quedé sorprendida por los recuerdos que fueron desbloqueados de mi memoria y que pensaba había superado y perdonado. Poco a poco, con ayuda de Charo y de las lecturas recomendadas por ella, aprendí a soltar creencias que ya no me sumaban en mi vida. También aprendí a perdonar a mis padres desde el lado de la comprensión y el amor, y no desde el juzgar por la manera de crianza que me habían dado, porque fue lo que también sus padres les habían enseñado. Aprendí qué es lo que quería enseñar a mi hijo desde el lado del amor y del discernimiento, para que más adelante pueda saber tomar decisiones involucrando de manera equilibrada el corazón y la razón.
Y a pesar de que ya dejé de tomar sesiones con Charo, aún sigo conociéndome cada día, preguntándome el "¿para qué?" de cada situación que se me presenta en la vida y agradeciendo por todo lo que me sucede, porque de repente en su momento no entiendo, pero conforme va pasando el tiempo me doy cuenta de que Dios tiene un plan y que solo debo dejarlo trabajar en mí.